jueves, 20 de marzo de 2014

2. La Ética Normativa y Moral

La ética normativa es aquella que nos define qué es lo bueno, qué es lo correcto. El conjunto de normas o preceptos que nos llevan hacia el bien. Las teorías normativas tratan de contestar las preguntas sobre qué normas morales deberíamos aceptar para evaluar y guiar acciones, y en última instancia nuestras vidas, y por qué. Una gran cantidad de éticas normativas se han propuesto con la idea de ayudarnos a evaluar y guiar nuestra conducta moral. Sin embargo, tradicionalmente se ha afirmado que hay dos tipos de teorías normativas: las teorías teleológicas y las deontológicas. Las teleológicas definen el valor moral en términos de alcanzar algún bien o evitar un mal: las teorías deontológicas, en cambio, definen el valor moral no en términos de las consecuencias que tenga una acción, sino de algún deber.

Ejemplo de ética normativa: Cuando una persona mayor cruza la calle y se cae; ¿me burlo o la ayudo a ponerse de pie?



La metaética es la parte más propiamente descriptiva de la ética. Trata de describir y explicar los compromisos de distintos tipos que subyacen a la moralidad. También trata de estudiar la naturaleza de las normas éticas, pero no las propone ni trata de justificarlas, sino que, en todo caso, simplemente las describe o trata de explicarlas. Se ocupa también de la relación de la moral  con ámbitos como la política, el arte, la religión, la economía o incluso la ciencia.


Ejemplo de metaética: Abordar preguntas tales como “¿Qué es la bondad? y “¿Cómo podemos saber lo que es bueno de lo que es malo?”



La reflexión científica de la ética  normativa o de la teología moral especial, una vez cumplida la tarea de valorar la actitud o al mismo tiempo de valorarla, tendrá que asumir también la responsabilidad de formular el juicio moral sobre las innumerables acciones humanas posibles, como son precisamente las que corresponden a lo que se entiende por comportamiento.

Ética de actitudes y ética del comportamiento: Las actitudes son tendencias relativamente duraderas de sentimientos, creencias y comportamientos dirigidas hacia personas, grupos, ideas, temas u objetos específicos. Las actitudes reflejan los antecedentes y las diversas experiencias del individuo. El comportamiento, en cambio, es la manera en la cual se porta o actúa un individuo. Es decir, el comportamiento es la forma de proceder que tienen las personas u organismos ante los diferentes estímulos que reciben y en relación al entorno en el cual se desenvuelven.

Ejemplo de ética de actitudes y del comportamiento: El comportamiento de una persona que acoge al inmigrante o al refugiado compartiendo con él su bienestar.
Los criterios de la actitud moralmente buena: No es recto cuando una persona tiene una actitud moral que no esté dispuesta a amar a sus propios enemigos pues quien excluye del propio amor aunque sólo sea a una persona, hace distinciones en su relación con los otros; quien ama para ser correspondido en el amor, es egoísta; quien mantiene que es mejor hacer que sufrir la injusticia, acepta la ley del talión y respeta a los otros no como personas humanas, sino por la bondad de la actitud que mantienen y la rectitud moral de su comportamiento.

Los criterios del comportamiento moralmente recto: Cuando una persona toma una actitud moralmente buena siempre está preparado para obrar de una forma moralmente recta. La actitud moralmente buena siempre busca del verdadero juicio moral sobre las acciones a realizar y debe realizar todas las acciones moralmente rectas que sea capaz.

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